Foto: Reuter |
Hoy reaparezco por aquí. Cada vez
más triste, preocupado, indignado e impotente por lo que ocurre en Venezuela. Aunque
ustedes no lo crean, a la mayoría de los venezolanos que vivimos fuera de
nuestro país, nos duele igual o aún más, que a quienes están allá. La situación
es extremadamente grave y cada vez son menos los que tienen temor.
Lo que ocurrió este martes 24 de
febrero de 2015, en el estado Táchira, es inaceptable, repudiable e injusto. La
imagen del joven arrodillado frente a las botas policiales, bañado en sangre
luego de intentar socorrer al adolescente asesinado por uno de los policías, es
desgarradora.
Hoy, miércoles 25, mi amiga “Gabriela”,
la que les conté que fue a Venezuela en diciembre para visitar a su familia
luego de ocho meses aquí, en Chile, me volvió a escribir sobre lo que ocurre
allá. “Estoy muy triste”, desembuchó
desde lo más profundo. “¿Qué te pasó?”,
pregunté pensando que tenía algún problema personal, con la intención de
ayudarla. “No quiero ver ni escuchar más
cosas malas de Venezuela”, expresó.
Créanme que lo primero que pasó
por mi mente fue: “Si así se siente una
chama que ni siquiera está en Venezuela, ¿Cómo se sentirán los que padecen a
diario allá? ¿Cómo estará la familia de Kluiberth Roa? ¡Pobre madre!”
“Gabriela” seguía desahogándose. “Estoy depre, te lo juro. Siento que hay demasiada tensión. Yo leo mucho (sobre lo que ocurre en Venezuela), pero me causa mucho daño”.
A veces, mientras escribo por motivos como estos, mi
mente queda como en blanco. Trato de digerir lo que sucede allá, de entender
cómo es que nos hemos dejado. Es así como cuando una mujer se deja golpear por
primera vez y a la mañana siguiente está haciéndole el desayuno al susodicho.
Inexplicable.
Quiero levantar algún día y tener el placer de escribir: "El ex presidente de la República, Nicolás Maduro...", como tanto lo soñaba con el difunto. Hasta la próxima.
Quiero levantar algún día y tener el placer de escribir: "El ex presidente de la República, Nicolás Maduro...", como tanto lo soñaba con el difunto. Hasta la próxima.
Él era Kluibert Ferney Roa Nunes, asesinado por un policía durante una protesta pacífica en Venezuela. |