miércoles, 22 de junio de 2016

La tortura de esperar tras las rejas a la justicia, el relato de un inocente en Venezuela



Hablar sobre la justicia en Venezuela, es como referirse al concepto de paradoja. Es una contradicción. Una justicia injusta con un pañuelo rasgado antes sus ojos, que deambula por las calles en busca de carne fresca, como un león cazando presas en la selva. 

Sus cabecillas, una manada de cobardes que asiente sin pensar en la consecuencia, que solo cumple órdenes como el perro que corre en busca del objeto y lo vuelve a traer al dueño, una y otra vez. A la justicia venezolana no la conocemos, solo la oímos y la imaginamos como esa representación alegórica que te muestran en los textos, en la que una mujer con los ojos vendados sostiene en su mano derecha una balanza, y en la izquierda una espada. 

La historia que van a leer a continuación, es la de Jesús Maldonado, un venezolano capturado por esa justicia que antes les mencionaba, la que deambula, la que no tiene vendas, la que obedece al amo y no a la ley, la que no te defiende sino que te acusa sin ser defendido. 

Jesús es una de las 14 personas que fueron detenidas y hoy siguen tras las rejas, por supuestamente participar el 12 de agosto de 2012 en el desvío de una avioneta cargada con droga, desde el Aeropuerto Internacional Arturo Michelena, en Valencia, en el centro del país, hasta España. 

Tres años y 10 meses han pasado desde que Jesús Alberto Maldonado fue trasladado junto a sus compañeros, a una de las cárceles más peligrosas de Venezuela: el penal de Tocuyito, en el estado Carabobo. Nunca tuvo derecho a la defensa, siempre fue señalado. Su madre y sus hijas tienen otro ritmo de vida. De la casa al colegio, del colegio a la casa, y de la casa a su otra casa: la cárcel.

Éste es su relato, el que nunca ha sido escuchado por los lacayos disfrazados con togas, el cuento que Jesús tiene registrado en su memoria desde el día de su detención. No puedo resumirlo, son sus palabras transcritas por su madre en un computador y firmadas por él dentro de una celda de tres por tres. Ayudemos a que se sepa, seamos la representación de esa atención que siempre ha necesitado en cada una de las más de 28 audiencias diferidas. Comparte en las redes la tortura de esperar tras las rejas a la justicia en Venezuela.