martes, 13 de septiembre de 2016

Hugo Chávez, la peor bazofia que ha parido nuestra patria


Prefiero escribirlo, aunque en mi mente dance como un eco atormentante. Prefiero desahogarme en el teclado, decir lo que pienso a través de las palabras impresas en la pantalla. Maldecir ha sido por siempre el peor verbo que he conocido, el más espantoso. Tiene una carga tan negativa que cuando se pronuncia es como sentir que has pecado unas cien veces en el día (para quienes creemos fervientemente en la palabra de Dios).

Pero, hay cargas más negativas aún, esa que viene de un tercero que es capaz de humillar sin hablar y de golpear sin tocar. Es esa que no ve, ni siente. La palabra tiene un poder tan mágico que es capaz de cambiarle la vida no solo a una persona, sino a millones más.

Una vez más vuelvo a tocar el tema de mi país, la realidad que atraviesan miles y miles que hoy piden a grito ¡auxilio!, ¡piden comida!, ¡piden libertad!, ¡piden seguridad!, ¡piden paz!, ¡paz!, ¡paz!..

El artífice de todo esto tiene dos nombres, dos apellidos y un ineficiente sucesor: Hugo Rafael Chávez Frías. La mayor bazofia que ha parido nuestra patria, el peor engendro que heredó la pobreza venezolana. Es la representación tajante de una mezcla entre el odio, el desprecio, la venganza, la envidia, la brutalidad y el irrespeto.

Chávez nunca respetó la propiedad privada, mandó a invadir edificios empresariales, hoteles, casas o apartamentos sin la presencia de sus dueños o porque tener dos propiedades era demasiado y se debía compartir con el pobre. Dio la orden de nacionalizar o expropiar o robar empresas de pequeña, mediana y gran envergadura. Limitó al sector empresarial a la adquisición de dólares para la compra de materia prima necesaria para producir en el país.

Decenas de multinacionales decidieron abandonar sus inversiones en Venezuela, entre ellas, Bridgestone, uno de los mayores fabricantes de neumáticos presentes en el país que tampoco estará más.

Por consecuencia, este martes se cumplió un cometido contra mí, contra mi familia, contra el venezolano que se esfuerza por llegar lejos. La directiva del Grupo Corimon, nuevo propietario de la marca, comenzó a tomar decisiones sin cuestionar el esfuerzo de años. En el Complejo Deportivo Club Firestone, en el estado Carabobo, al centro del país, se despojó a mis familiares de un espacio dedicado para el crecimiento deportivo de niños, adolescentes y adultos, sin aviso, sin otra oportunidad, sin pensar en quienes estaban detrás, sin tomar en cuenta el legado, sin escuchar al resto. Hoy todos están sin nada. Solo un vacío que quedó en el alma de quienes por poco o mucho tiempo llegamos a formar parte del lugar.

Maldito seas Hugo Chávez, maldito seas Nicolás Maduro, maldita sea esa burguesía socialista que finge amor por el prójimo, que vende una idea tan pobre como el bolsillo del pueblo que los elige. Razón tenía Facundo Cabral al decir que les tenía miedo a los ignorantes, porque son demasiados y por ende, podrían escoger a un presidente.

No es una crítica contra la empresa, es un recordatorio sobre el legado del hijo de…Elena Frías de Chávez, la misma que hace días lloraba la muerte de otro de sus hijos, por falta de medicamentos. 



lunes, 5 de septiembre de 2016

El autoexilio de un venezolano, a dos años de mi salida.



Este lunes 5 de septiembre se cumplen dos años desde que llegué a Chile. Desde que por primera vez comencé a vivir solo, que aprendí a ser independiente, que supe el esfuerzo de pagar gastos, que el saludo a mi familia se convirtió en digital y desde que comencé a recibir cada año nuevo en compañía de conocidos y algunos amigos que decidieron hacer lo mismo, autoexiliarse.

De Venezuela traje mi vida en un par de maletas. Recuerdos en cada espacio de mi memoria. Empíricos aprendizajes gastronómicos y una lista de metas profesionales que poco a poco he ido tachando.

Me faltan dedos de mi cuerpo para enumerar las maravillas por las que he pasado en 24 meses fuera de mi patria, pero también para contar los momentos importantes en los que me ha tocado ser el ausente de la reunión, el que faltó en la fiesta, el que no pudo aparecer en la foto.

Chile me ha enseñado millones de cosas. Su gente no habla extraño, sino diferente, como en cada rincón del mundo. Estamos acostumbrados a convertir el entorno en nuestro parecer, en calificar de negativo algo que no está en sintonía con nuestras costumbres. Eso lo entendí en medio de una ciudad colmada de extranjeros residentes y visitantes que alucinan por una cordillera blanca por su nieve en invierno, que se aprecia desde cualquier lugar de Santiago.

Recientemente inicié un proyecto personal que quiero compartir con ustedes. Un trabajo audiovisual que engloba los momentos más importantes de mi estancia en Sudamérica. En esta primera entrega, dejo una introducción del material, en el que iniciaré explicando cómo tuve que salir de Venezuela y cuáles han sido mis vivencias hasta ahora. Te invito a compartirlo...